Alguien espera. La casa está quieta. La movilidad es leve. Los
árboles. La palmera de al lado. Alguien espera, está fumando en el living. Se
refugia en la frescura de los oscuro. Fuma. Piensa en tazas. Mira las tazas
sobre el modular. Las flores rosas y azules. Las azules hacen pensar en ideales
devorados. La devoradora de ideales camina alrededor del sillón mientras el que
espera fuma y la devoradora se sienta en sus rodillas. Sentada de espaldas le
da la nuca en la boca y el aire le pasa a la devoradora llena de ideales la
devoradora inclinada hacia adelante con el pecho contra las rodillas con las
manos en el piso con la sangre en la cabeza. Él espera y mientras tanto se
tienta de la nuca y de la médula espinal y con el índice señala la línea del
cuerpo hermoso. La sentada en las rodillas pone su cola más cerca y baja más
tomándose de los tobillos, elástica hasta besarse las piernas y contorsiona más
y toma a alguien que espera por los tobillos y los puñitos cerrados de la
ideales queman en los huesos triangulares del tobillo y se tensan los tendones
y ella mete sus manos en los zapatos. Los talones apretados contra el piso
dejan de temblar con intermitencia. Está quieto. La movilidad es leve. Por la
ventana los árboles y la palmera de al lado. Alguien toma por la cadera a la
mujer que ronda. La acerca hacia sí cada vez más. La mujer se contorsiona
inversa, ofrece el cuello. El cuello baja hasta un esternón concreto dibujado.
Cada hueso es la pieza que abre. Abre. Espera contra el sillón apretado por el
cuerpo de ella descansando su peso sobre el pecho apretado contra el sillón
apretados los dos, abre. Las piernas el empeine el arco, apenas con el pulgar
del pie toca el piso fresco de lo oscuro y las manos desesperan. Ya no fuma,
oprime ahorca comparte erección chupa la sangre venga lo que ella roba en silencio
caminando alrededor de sillones piensa en tazas estampa contra modular
friccionan asas flores azules y rosas la movilidad es leve pero va en aumento.
17/12/12
treinta y ocho
Yo nada más la veo intermitentemente la mirada veo cómo
intenta no cruzarse y la cara blanca la habitación oscura la vista a la copa
del árbol. Lo veo a él sentado con la cara blanca en la habitación lo veo
sentado en el sillón y yo en el piso nos veo a los dos. Después me ofrece agua.
Me pregunta si no me gustó el café. Quizá le puso mucha azúcar. Me dijo que es
mejor comerse una manzana.
Me ofrece, me ofrece me ofrece qué querés nena no sé qué
hacer por vos decime.
Y se cruza de brazos.
Parado. Sentado. Parado. Tumbado en la cama y me acerco. Y se incorpora. Y se
aleja. Me dice nena para que me ubique. Y yo le pongo una mano en la espalda y
lo acaricio y su remera gris. Y la espalda cede relajada y el resto de mi
cuerpo inmovilizado. Bloqueo global una esfera. Me rodea me roe la burbuja
deseo. Pienso en sexo le digo es que no sé quiero estamparte y se regocija se
para se acerca abraza con condescendencia y yo lo siento y aprieto contra un
hombro respiro despacio para que sienta mi pecho me aleja otra vez me dice si
no quiero un poco de agua yo creo que quiero tenerlo para agua conmigo en el
desierto
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