en orden::::::::::::::

2/10/12

dieciséis


No sé por dónde empezar. El final iba a ser que yo volvía a casa pensando en nada. Pero salió todo mal. Empecé a imaginarme una poesía horrible, que hablaba de hilos de sangre como telarañas. La idea de la sangre se me instaló con la película. Él ya había pasado su brazo por encima de mis hombros y yo me había acurrucado.Cuando nos dimos un beso aproveché para irme.

––Te estaba saludando ––dije, cuando me paré y me acomodaba la ropa. Él estaba quieto sobre el sillón. En la pantalla cambiaba algo de rojo a verde.
––Abrime.
Que los finales son negros.

No hay comentarios: