––Una vez escribí un cuento de una nena que se muda y al mes
tiene una fiesta de cumpleaños. Resulta que la casita de fiestas es en su
antigua casa.
––¿Te acordás de Belén?
––Pero te estoy hablando de un cuento.
––A Belén le pasó eso. Se mudó y le instalaron una casita de
fiestas.
––Me acuerdo de Belén. Ella y la madre desayunaban cereales
sin azúcar y huevos.
––Bueno en esa cocina después un montón de pendejos
masticaron chizitos y palitos.
––En mi cuento la nena no entra a la fiesta.
––¿Y cómo se llama tu cuento? ¿Delirios de grandeza?
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